Uno de los propósitos del año 2024 fue eliminar Whatsapp. Hacía tiempo que estaba poco a poco desintoxicándome de las redes sociales, ya había abandonado Instagram, enterrado tiktok, y me faltaba dar un pasito más.
Para hacerlo, pensé muy bien una estratégia para no dar un portazo y ya… Hice una lista de personas, miré con quién había hablado en los últimos 6 meses y preparé un SMS genérico comunicando que me iba a dar de baja de esta red social de mensajería. Para el resto me descargué la app de Whatsapp Business ya que permite poner un mensaje automático en respuesta a los mensajes recibidos.
Una vez cerrado esto, eliminé la aplicación.
Algunas de las personas me escribieron por SMS, incrédulas. La verdad es que fueron muy pocas.
Me propuse también hacer una lista de llamadas mensual para intentar localizar a gente de mi agenda con la que hacía tiempo que no hablaba y dedicarles unos minutos de atención. No fue precisamente un éxito. Al final de este año han habido pocas personas con las que sí he podido establecer una comunicación real, el resto han tenido excusas varias para no devolver una llamada…
Es gracioso ver como a la gente le provoca auténtico pánico hablar por teléfono. La gente me decía, «ha pasado algo?»….
Otra de las consecuencias fue que a los 120 días de no usar la cuenta se da de baja. Por lo que salí a las bravas de todos los grupos donde estaba incluído… grupos de padres y madres incluídos…. jajajaja.
Vivo más tranquilo, y por lo menos no soy partícipe de esa comunicación pobre y facilona donde la gente que te escribe muchas veces lo hace por inercia pero luego son incapaces de dedicarte 5 minutos de su vida para hablar por teléfono o 30 minutos para tomar un café. En fin, es mejor tener menos pero que sea más auténtico.
Hace unos años no existían este tipo de aplicaciones de comunicación y el mundo giraba igual, y seguramente mejor.
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